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Medidas billete 500 euros
500 euros hasta el sek
Los billetes del euro, la moneda de la zona del euro y de las instituciones, están en circulación desde que se emitió la primera serie (también llamada ES1) en 2002. Los emiten los bancos centrales nacionales del Eurosistema o el Banco Central Europeo[1]. En 1999 se introdujo virtualmente el euro,[2] y en 2002 empezaron a circular billetes y monedas. El euro sustituyó rápidamente a las antiguas monedas nacionales y se extendió lentamente por la Unión Europea.
Las denominaciones de los billetes van de 5 a 500 euros y, a diferencia de las monedas en euros, el diseño es idéntico en toda la eurozona, aunque se emiten e imprimen en varios Estados miembros. Los billetes de euro son de pura fibra de algodón, lo que mejora su durabilidad y da a los billetes un tacto distintivo. Miden desde 120 por 62 milímetros hasta 160 por 82 milímetros y tienen una gran variedad de colores. Los billetes de euro contienen numerosos y complejos elementos de seguridad, como marcas de agua, características de tinta invisible, hologramas, tintas ópticamente variables y microimpresiones que documentan su autenticidad. Mientras que las monedas de euro tienen una cara nacional que indica el país de emisión (aunque no necesariamente de acuñación), los billetes de euro carecen de ella. En su lugar, esta información aparece en el primer carácter del número de serie de cada billete.
Billetes de banco de ee.uu.
Inicialmente, los billetes de alta denominación se introdujeron muy rápidamente, de modo que en los primeros siete años (hasta diciembre de 2008) había 530 millones de billetes de quinientos euros en circulación. Posteriormente, el ritmo de aumento se redujo radicalmente. En noviembre de 2021, había aproximadamente 376 millones de billetes en circulación (se redujo desde los 614 millones de 2015). Es la denominación que menos circula, representando el 1,4% del total de billetes[7].
Es el billete más grande, mide 160 × 82 mm y tiene un esquema de color púrpura[3] Los billetes de quinientos euros representan puentes y arcos/puertas de la arquitectura moderna (en torno a finales del siglo XX)[3] El billete de quinientos euros contiene varios elementos de seguridad complejos, como marcas de agua, tinta invisible, hologramas y microimpresión, que dificultan en gran medida su falsificación.
El euro nació el 1 de enero de 1999, fecha en la que se convirtió en la moneda de más de 300 millones de personas en Europa[8]. Durante los tres primeros años de su existencia fue una moneda invisible, que sólo se utilizaba en la contabilidad. El efectivo en euros no se introdujo hasta el 1 de enero de 2002, cuando sustituyó a los billetes y monedas nacionales de los 12 países iniciales de la eurozona, como el franco luxemburgués[8].
Sedel de 500 euros
Mientras paseaba por las calles de Roma, una pareja de turistas alemanes me pidió ayuda: habían retirado regularmente dinero del banco alemán, que les había emitido un billete de 500 euros. Les resultaba imposible pagar cualquier actividad comercial con él y no tenían posibilidad de cambiarlo en un banco local. Los bancos nacionales, según lo dispuesto por el Banco Central italiano, están obligados a canjear los billetes de 500 euros sólo a los clientes “habituales”, para verificar la validez del billete y su posible implicación en actividades de blanqueo de capitales. ¿Qué ocurre con los clientes “no habituales” a los que se les ha emitido dicho billete desde otro Estado miembro de la UE y que, evidentemente, necesitan pagar bienes y servicios o cambiarlo?
En los Estados miembros del sur, como consecuencia de este fenómeno, se han adoptado leyes y medidas adecuadas para abordar la cuestión. Sin embargo, en Alemania, por ejemplo, el efectivo es el método de pago más común. Alemania ha sido uno de los primeros Estados miembros en oponerse a la decisión del presidente Draghi: “el efectivo es libertad”, declaraba uno de los editoriales de la popular revista Bild tras la publicación de la decisión del BCE. El hecho es que “algunos europeos están más apegados al efectivo que otros”. Esto es ya una clara evidencia del diferente valor que los Estados miembros de la Unión Europea dan al uso del dinero en efectivo.
50 euros 2002
Mientras caminaba por las calles de Roma, una pareja de turistas alemanes me pidió ayuda: habían retirado regularmente dinero del banco alemán, que les había emitido un billete de 500 euros. Les resultaba imposible pagar cualquier actividad comercial con él y no tenían posibilidad de cambiarlo en un banco local. Los bancos nacionales, según lo dispuesto por el Banco Central italiano, están obligados a canjear los billetes de 500 euros sólo a los clientes “habituales”, para verificar la validez del billete y su posible implicación en actividades de blanqueo de capitales. ¿Qué ocurre con los clientes “no habituales” a los que se les ha emitido dicho billete desde otro Estado miembro de la UE y que, evidentemente, necesitan pagar bienes y servicios o cambiarlo?
En los Estados miembros del sur, como consecuencia de este fenómeno, se han adoptado leyes y medidas adecuadas para abordar la cuestión. Sin embargo, en Alemania, por ejemplo, el efectivo es el método de pago más común. Alemania ha sido uno de los primeros Estados miembros en oponerse a la decisión del presidente Draghi: “el efectivo es libertad”, declaraba uno de los editoriales de la popular revista Bild tras la publicación de la decisión del BCE. El hecho es que “algunos europeos están más apegados al efectivo que otros”. Esto es ya una clara evidencia del diferente valor que los Estados miembros de la Unión Europea dan al uso del dinero en efectivo.